jueves, 9 de octubre de 2008

Amor a los números

Hoy es mi cumpleaños.
Hace mil doscientos noventa y dos millones novecientos setenta y seis mil segundos que nací. Pero eso no es nada, comparado con los segundos contenidos en los cuatro mil quinientos millones de años de historia sobre la Tierra. Y mucho menos al lado de los trece mil setecientos millones de años de edad del Universo.
Calcular la vida en segundos es tan inútil como buscarte un grano en la espalda sin usar las manos o un espejo. La cifra resultante, por su extensión, siempre estará condenada al fracaso. Porque cuando la nombras, cambia. Por lo tanto, mi edad está regida por un Principio de Indeterminación digno del más justo encogimiento de hombros.
Hay otra cosa importante: la niebla provocada por una cifra tan larga, oculta la realidad. Hoy cumplo mil doscientos noventa y dos millones, novecientos setenta y seis mil cuatrocientos veinte segundos. ¿Es mucho ó es poco…?
Marcaré el seis, cero, siete, seis, ocho, dos, seis, nueve, siete, tres; tu número de teléfono.
Para contarte lo de mi amor por los números.

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